Esta
historia de Mario Benedetti narra a dos
personas con deformidades en sus rostros que adquirieron cuando eran más chicos. Ella tiene un
pómulo hundido y él una marca
proveniente de una quemadura ocurrida a principios de su adolescencia, ellos formados
en la fila para entrar al cine se dan cuenta de que eran las únicas personas
que iban solas, ya que todos las demás personas en la fila llevaban pareja, se
veían fijamente sus respectivas deformaciones con detenimiento, pero a las vez
sentían empáticos el uno del otro, la empatía era el sentir odio por su propio
rostro. Él sentía animadversión por él mismo, por dios y por otros feos; ya que sentía que eran como espejos.
Cuando
entraron a la sala se sentaron en butacas separadas, ella no podía verlo pero él veía su nuca con pelo rubio. Después de una hora y cuarenta
minutos salieron de la sala y él se dirigió a ella y la invito a platicar, ella
lo vio con cara de vacilación pero aceptó. Se dirigieron a la confitería, justo
cuando llegaron se desocupó una mesa y se dirigieron a ella, él sentía la
miradas, señas, murmullos; sentía el peso de las miradas de la gente que veía a
dos personas como parte de un espectáculo. Se sentaron y pidieron dos helados y
después dos cafés ya que la plática se hizo extensa y tenían que justificar su estadía
consumiendo lo que el negocio les podía ofrecer. Durante la plática ella sacó
un espejo y se arregló el pelo, cosa que a él le gustó, de pronto ella guardó
el espejo y sonrió cambiando de forma el pozo de su mejilla, después de un rato
de hablar él se dio cuenta que hablaban con mucha franqueza a lo que él le
pregunta a ella si quería ser normal, como las otras personas de la confitería a
pesar de que ella es inteligente y la chica que está a un lado de ella a juzgar
por su risa es estúpida.
Ella
responde que sí, él responde que él también quisiera eso, pero hay una
posibilidad de que ellos lleguen a algo, ¿algo como qué?, replica ella, algo
como querernos, con esta propuesta él dice a ella que pueden estar juntos en la
oscuridad total, ella se rehúsa al principio pero accede, estando en su
departamento no solo apaga la luz sino que también correo la doble cortina, después
eso ellos se tuvieron el uno al otro.
Este
cuento es corto pero no se necesita ser extenso, ya que la narración de los
personajes nos hace sentirnos dentro de la historia, la narrativa es lo que
hace que podamos vivir esta historia; nos hace reír y al final de la historia
nos hace sentirnos reflexivos y satisfechos de haber leído este excelente
cuento.
este cuento es uno de mis favoritos, ya que ase reflejarnos e introducirnos en la historia de una manera única, por la misma razón de que en una o barias ocasiones nos hemos sentido inconformes en nuestro físico...
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